Normalmente, la salud mental no lleva la gran importancia que debe llevar, en muchas familias se cree que los "comportamientos" de tristeza, enojo o llanto son actos de rebeldía, son etapas que los adolescentes tienen que pasar si o si.
En mi familia no fue la excepción. Al principio creían que solo tenía flojera de asistir a la escuela, decían que me hacía falta una buena paliza para estar mejor, lo cual era extremadamente incorrecto.Lastime a las personas que quería por no saber como pedir ayuda, mis cambios de humor se volvieron tan constantes, me volví tan irritable e impaciente. Por no saber expresarme, tenía arranques ira, gritar se me daba mucho.
Ver llorar a mi madre y a mi hermana pequeña me pesaba aun más, saber que era mi culpa por no poder decir que sentía que mi vida se deterioraba de poco en poco. Mis amigos creían que solo me alejaba por no querer convivir von ellos, pero aislarme de todo y todos siempre me pareció buena opción.
Durante un determinado tiempo pensé que si era solo una etapa, que podría lidiar sola con lo que sentía, con lo que pensaba, pero no, no fue así, a mí momento, a mi paso, acepte que ya no podía hacerlo sola, recuerdo el día en que sentí que la vida de verdad me tenía contra en suelo, acepte que los demás querían ayudarme, después de que cayeran en cuenta la gravedad de lo que sucedía.
Aceptar que necesitamos ayuda nos vuelve personas fuertes.
Comentarios
Publicar un comentario